MERCADOS FINANCIEROS, INVERSIONES Y TIEMPOS DE CRISIS


 

Mientras trabajamos, dormimos o realizamos cualquier tipo de actividad, muchas veces ignoramos la gran cantidad de operaciones en las que participamos o que se dan a nuestro alrededor. Nada más pensemos en todo el movimiento que tiene que hacerse para que una persona pueda efectuar las compras del día a día, desde el pago que hace a la misma empresa, lo que reciben los trabajadores, los insumos, los combustibles, etc. ¿una gran cantidad en verdad cierto? Y esto se da porque hay alguien que está comprando y alguien que está vendiendo en un momento y lugar adecuados. Básicamente lo que se describe es un mercado.

Ahora, imaginemos que tomamos las operaciones de todas las empresas de un país o inclusive del mundo entero y las transformamos cada una en un producto como tal, algunos productos son contratos, otros son materias primas, acciones, facturas pendientes, etc. y como en cualquier mercado en general, cada uno de ellos tiene un valor o precio y alguien los puede vender o comprar. A esto es a lo que llamamos mercados financieros. En este tipo de mercados vamos a encontrar a diferentes participantes tales como bancos comerciales, fondos de inversión, bancos centrales, brókeres, etc. que son quienes con sus propias reglas y con la supervisión de entidades reguladoras especializadas, comercian aproximadamente el 80% de este tipo de productos y el otro 20% se determina por la participación de inversionistas particulares de todo el mundo.

Por otro lado, hablemos también de lo que son las inversiones. Cuando uno hace una revisión general de diferentes conceptos asociados a las ciencias económicas y financieras, podrá encontrarse en la mayoría de los casos con palabras clave como utilidad, valor, depreciación, costo de oportunidad, entre otras; que deben comprenderse para poder interiorizar la importancia de hacer inversiones. Básicamente todas ellas funcionan así, cuando tenemos cualquier producto y le damos un uso o simplemente va pasando el tiempo y éste se va volviendo obsoleto, pierde valor, es decir se deprecia, y esto sucede porque para nosotros ya no tiene una utilidad real o no esperamos que la tenga en el futuro. Sin embargo, esa idea responde a una expectativa nuestra, pero no quiere decir que para otra persona no tenga utilidad, podría ser que para alguien más, este objeto todavía tenga un valor y se lo podamos vender, porque el tenerlo con nosotros solo significa que poseemos dinero congelado en algo que no estamos usando y que nos está quitando la oportunidad de aprovecharlo en otra cosa que sí mejore nuestro bienestar. Así, podemos entender que hacer inversiones es una forma de mover nuestros recursos hacia aquello que para nosotros resulte más valioso o productivo en la actualidad o a futuro.

Ya entendiendo los aspectos generales de este mundo, podemos ahora abordar su relación. Cuando se habla de hacer inversiones en los mercados financieros, básicamente se hace referencia a las personas o entidades que tienen la intención de comprar y/o vender este tipo de productos especiales de acuerdo a sus expectativas de si algo tiene valor en la actualidad o si lo tendrá en el futuro, dando lugar a una serie de mercados como los de acciones, divisas, materias primas, etc. El valor de cada activo puede ir fluctuando dentro de estos mercados estableciéndose su respectiva cotización en un determinado momento, ello por lo general es medido frente al valor de otro activo, como por el ejemplo cuando se habla del valor del oro expresado en dólares, a esto se le llama paridad. Las paridades y sus respectivas cotizaciones se van a ir moviendo a lo largo del tiempo hacia diferentes direcciones, esto debido a que se encuentran en un mercado y dependen de la interacción entre dos fuerzas, los compradores y los vendedores. 

Si existen más compradores que vendedores en un mercado determinado, se podrá observar un movimiento al alza de los activos, a este movimiento se le conoce en los gráficos como tendencia alcista y básicamente durará hasta que se interprete que el activo se encuentra sobrevalorado y se pierda la confianza en que la cotización del mismo siga aumentando. Es entonces cuando muchos compradores comienzan a cerrar sus operaciones para tomar ganancias, proteger su capital y evaluar otras opciones de inversión que presenten una rentabilidad más atractiva. A partir de aquí podría verse que todos empiezan a dejar de darle valor al activo o que sus expectativas con respecto a este ya no son las mismas, haciendo que su valor empiece a caer y, como nadie quiere perder, se podría ver que el ánimo por vender empuja con mucha fuerza y el valor de un activo cae hasta que alguien nuevamente se interese en él y decidan volver a comprarlo.

Pues bien, ya entendiendo entonces cómo funciona esta dinámica, la gran pregunta es ¿cómo se da todo esto cuando se genera una “crisis”? La respuesta tiene que ver justamente con las expectativas. Como los mercados financieros suelen trabajar en base a “lo que se espera”, es decir de si el valor de algo será mayor o menor en el futuro, o de si las condiciones serán favorables para algunos sectores; ellos suelen anticiparse a la misma crisis. Cuando los inversionistas empiezan a ver indicios de que su capital puede correr peligro, muchos de ellos empiezan a moverlo hacia lo que consideren que puede ser un refugio, vendiendo por ejemplo muchas de las acciones de empresas que tenían en su portafolio y comprando valores más “sólidos”, como por ejemplo el oro. Esto hace que se denoten grandes caídas en los mercados, que ni el gobierno ni nadie puede detener, a menos que se recupere la confianza en los mismos, o que las cotizaciones de los activos lleguen a tal punto en el que se hayan subvaluado demasiado y que los inversionistas vean una oportunidad muy atractiva en su compra, porque piensan que ya no es posible que caigan más. 

Una vez que se va calmando el pánico y se disipa el humo, los inversionistas literalmente pueden ver que el valor de muchos activos ha quedado por los suelos, pero que se trata por ejemplo de acciones de empresas que son bastante sólidas en el tiempo, que no se han visto tan golpeadas con la crisis y que tienen una muy buena perspectiva de recuperación, o que el gobierno aplicará medidas bastante positivas para el rescate de la economía de su nación; es allí cuando los capitales vuelven al juego y alimentan los mercados provocando que la dinámica se active nuevamente y, mientras se va recuperando la economía, los inversionistas que sobrevivieron con sus capitales y aquellas personas que encontraron la oportunidad para entrar en el mercado en el auge de la misma crisis, verán con gran expectativa que ahora están comprando activos con una perspectiva muy positiva hacia el futuro. Es muy sencillo, antes de una crisis el dinero y los mercados se mueven, lo que hace que los activos pasen de una persona a otra, en una crisis esto solo se acelera, haciendo literalmente que se dé un cambio de ricos en un abrir y cerrar de ojos, siempre hay que tener en cuenta que las subidas en los mercados son más lentas que los colapsos.

Finalmente, queda tener en cuenta una reflexión muy importante, así como los mercados son dinámicos, un inversionista también debe serlo, educándose y aprendiendo constantemente, entendiendo lo que son las crisis y las épocas de bonanza, preparando una estrategia para cada una de estas épocas y gestionando su capital de forma inteligente. Las empresas sólidas y en general todos los países, siempre se han recuperado de las crisis y han seguido creciendo, esto es porque una crisis vista desde una perspectiva diferente es una oportunidad de cambio para los inversionistas.


MBA Enrique Alejandro Cabellos Barboza

Docente IEST John Von Neumann


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